"Perejón, bufón del conde de Benavente y del gran duque de Alba" de Antonio Moro.
Las dudas existentes sobre la datación de este retrato se incrementan tras la identificación del personaje, documentado en las cuentas del entonces príncipe Felipe desde 1544 como Pero Hernández de la Cruz, llamado Perejón, uno de los dos Pericos que le sirvieron como bufón.
El inventario del Alcázar de Madrid de 1636 lo corrobora al mencionar el defecto físico que le aquejaba: otro retrato de cuerpo entero de Pejerón, un loco manco, vestido a la antigua. Debido a su temprana relación con el príncipe Felipe, cabe pensar que Moro lo retratara durante su primer viaje a España en 1552, pero resulta más probable que lo hiciera en su segundo viaje entre 1559 y 1561.
Moro representa a Pejerón de cuerpo entero, a escala natural, en posición de tres cuartos, de pie ante un fondo oscuro, sin referencia espacial, como después Velázquez a Pablo de Valladolid. Al ocupar todo el espacio disponible en primer plano -hasta su pie derecho gira hacia el límite inferior del cuadro-, no se aprecia bien su estatura real. Sólo su cabeza grande, sus piernas cortas y su mano derecha deforme con la que sujeta la baraja, advierten de su ocupación, el oficio de burlas. Con su característica objetividad y su técnica minuciosa, el pintor flamenco muestra a Pejerón vestido como un cortesano: tabardo y gorra negros, jubón y calzas de seda blanca, zapatos acuchillados y espada al cinto.
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