En los siglos previos a la llegada del arte románico, la península Ibérica conoce una gran variedad de estilos artísticos, fruto de diferentes tradiciones y de adaptaciones locales.
El arte visigótico tiene su mejor expresión en pequeñas iglesias, como las de Santa Comba de Bande, en Orense, San Pedro de la Nave, en Zamora, San Juan de Baños de Cerrato, en Palencia o la iglesia de Santa María de Quintanilla de las Viñas, en Burgos.
Con la invasión árabe, la pervivencia de una tradición cristiana en Asturias hace que aquí se desarrolle un estilo artístico peculiar, que dejará un magnífico ejemplo de arquitectura palacial, como Santa María del Naranco.
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