La revuelta popular que se produjo en Constantinopla en el año 532 acabó con la destrucción, entre otros edificios, de la catedral de Santa Sofía.
Justiniano no dudó en edificar una nueva catedral, eligiendo para ello a los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto.
Las obras duraron cinco años, once meses y diez días, siendo consagrado el templo el 26 de diciembre del año 537.
Justiniano dijo en aquella ocasión: "Salomón, te he vencido" aludiendo a que con esta nueva iglesia había superado el famoso templo de Jerusalén edificado por el rey israelí.
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