jueves, 25 de mayo de 2023

ARQUITECTURA CISTERCIENSE EN ESPAÑA

 La estructura de los monasterios Cistercienses se ajusta a un plan que se repite en todos ellos, donde todo se ajusta a las necesidades de la comunidad, nada es superfluo y nada está fuera de lugar. 

La palabra que define a la arquitectura del Cister es "austeridad", nada debe distraer la atención de los monjes de sus obligaciones, el trabajo y la oración. 

No hay que confundir austeridad con falta de medios, pues la mayor parte de los monasterios suponen un despliegue de medios impresionante, sobre todo teniendo en cuenta , el entorno donde se desarrollaron. 

Muchas iglesias, son mas grandes que catedrales. La construcción y el trabajo de la piedra hacen pensar que se debería disponer de abundante mano de obra y además cualificada por lo que debió ser asalariada 

Precisamente el abandono de los decorados y adornos, convierte a la arquitectura cisterciense en la visión de una limpieza constructiva incomparable, que se une de forma indisoluble a una distribución espacial que responde estrictamente a su funcionalidad" 

Aunque no se puede afirmar que exista un estilo cisterciense propio, si podemos ver repetidas soluciones y estructuras en los diferentes monasterios, lo que ofrece un "aire de familia" que los caracteriza.

El monasterio se forma por el llamado "cuadro monastico", compuesto por, la iglesia, el claustro, la sala capitular, el refectorio, la cocina, la sala de los monjes y el dormitorio, completa la estructura la Cilla o almacén. 

El estilo cisterciense, es una transición del románico al gótico y en el se empiezan a experimentar las posibilidades de unos elementos, como las bóvedas de crucería, que al ser utilizados en los refectorios y en las salas capitulares, permiten obtener amplios espacios diáfanos que facilitan la vida de los monjes.

En las abadías del cister los adornos se limitan a motivos vegetales y geométricos, evitando la figura humana que distraería a los monjes de sus obligaciones y sobre todo de la mas importante, la meditación y el rezo. Solo en aquellas abadías, donde se realizaron reformas o se sustituyeron claustros, se pueden observar figuras humanas.

 La práctica totalidad de los monasterios, comenzaban por la construcción de la iglesia y por la parte oriental donde se situaría el altar, despues seguirá el claustro y posteriormente el resto de las estancias. Existe otra serie de estancias como el calefactorio, que se situaba en la vecindad de la cocina y que era una sala donde se mantenía una chimenea encendida durante el invierno y en donde permitían estar a los monjes enfermos. Dependiendo de la ocupación de los monjes, existían salas de escritura o scriptorium, donde los monjes mas letrados transcribían y copiaban libros.

En los monasterios existía otra zona , la dedicada a los conversos, que normalmente era un edificio de forma rectangular dividido en tres pisos, uno semienterrado que era la bodega, otro intermedio, donde se situaba el refectorio y por ultimo otro mas elevado donde se localizaba el dormitorio. 

La península ibérica en los siglos XI a XIII

Durante estos tres siglos, la península está en el proceso de la Reconquista.

 Dividida en los reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón. 

Fernando I fue el primero que se tituló como rey de Castilla (1037) tras su victoria sobre el rey leones Vermudo III, anexionándose el reino de León. 

Los reyes castellanos consiguen grandes victorias durante el siglo XI hasta que Alfonso VI conquista Toledo (1085), posibilitando la repoblación del territorio entre el Duero y el sistema central ,extendiéndose hasta Extremadura y Portugal. 

La Conquista se detiene por la unificación de Al-andalus por los almorávides (batalla de Uclés 1108), hasta que a finales del primer tercio del Siglo XII se reinicia con Alfonso VII que se extiende permitiendo colonizar el valle del Tajo.

 La muerte de Alfonso VII coincide con una nueva reunificación árabe bajos los almohades, y con la división de Castilla y León, hasta la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) con Alfonso VIII, que permitió la desintegración del poder almohade y la repoblación de la meseta sur. 

En menos de medio siglo se conquista toda la Andalucía bética, en 1236 se conquista Córdoba. 

A finales de 1248, Fernando III entra en Sevilla después de un largo y duro asedio de la ciudad. Es en la zona vecina al Duero donde se hace mas necesaria la labor colonizadora debido a la escasez de población y es en esta zona donde la labor colonizadora de los monjes se benefició de las donaciones de reyes y nobles que conocían bien su capacidad como trabajadores.


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