La pintura del Trecento
Al llegar el siglo XIV se produce un cambio en el desarrollo de la pintura gótica, desplazándose el foco de atención de Francia a Italia, que pasa a ser el centro artístico y cultural de Europa.La pintura del Trecento presenta dos tendencias o escuelas:- La escuela de Florencia, encabezada por Giotto, rompe con la tradición bizantina, introduciendo novedades desde el punto de vista técnico y estético que abrirán paso al Renacimiento.Se caracteriza por un arte duro, con monumentalismo, sentido volumétrico, teatralidad y contenido dramático.- La escuela de Siena, fuertemente ligada a la tradición bizantina, tiene como máximo representante a Simone Martini que enlaza con el gótico internacional. Se trata de un arte más amable, suave, en el que se valora la belleza de las líneas y la combinación de colores. Es una pintura idealizada con preferencia por los temas marianos.
Simone Martini Retablo de la Anunciación |
Se abandonan poco a poco los fondos dorados, que se reducen a nimbos o a decoraciones en las vestiduras. Se produce un cambio en el uso de la luz, con la que se pretende dar modelado a las figuras, incidiendo fundamentalmente en los colores, que dejan de ser planos para buscar gradaciones cromáticas
.Simone Martini: "Retrato ecuestre de Guidoriccio da Fogliano". Fresco en el Palacio del Común, Siena, Italia. (1328). .
Ducio: "El beso de Judas". Temple sobre madera. (1308-11).
En Italia, durante los comienzos de la época gótica, había prevalecido un estilo pictórico caracterizado por su dependencia de los modelos bizantinos, en los que predominaban la tradición de la pintura de iconos, la frontalidad y rigidez de las figuras representadas, la ausencia de fondo y la preponderancia del color dorado. Sin embargo, esta tendencia bizantinizante concluye en el siglo XIV , merced a las aportaciones de los pintores italianos del Trecento.
En primer lugar nos encontramos, en la hermosa ciudad de Siena, con un grupo de pintores que marca la transición desde lo bizantino a la nueva época. En sus obras el color dorado está aún bien presente, aunque irá perdiendo importancia de manera progresiva, mientras comienza a aparecer el paisaje y se incrementa el número de figuras que se incluyen en una misma escena. Destacan en esta escuela las apotaciones de Ducio y de Simone Martini, cuyo retrato al fresco de Guidoricio da Forliano nos muestra de forma rotunda los nuevos vientos que soplan en la pintura italiana, con la abundante introducción del paisaje en la obra.
Giotto di Bondone: "San Francisco da su manto a un pobre". Fresco. Basílica alta de Asís, Italia. (1297-99).
Pero si de Siena pasamos a la cercana Florencia, nos sorprenderá la ingente obra de Giotto di Bondone, con el cual los planteamientos modernos se muestran mucho más consolidados, hasta tal punto de que podríamos también incluirlo dentro de un primer impulso del arte renacentista. En este artista el bizantinismo es algo ya pasado, residual.
Giotto di Bondonne: "Resurrección de Lázaro". Fresco, Capilla de la Arena. Padua, Italia. (1304-06).
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