La catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel, es una de las construcciones más características del mudéjar en España, y una de las escasas catedrales, junto con la de Tarazona, construida en este estilo.La torre, la techumbre y el cimborrio son Patrimonio de la Humanidad desde 1986.
La Catedral de Teruel tiene su origen en la iglesia de Santa María de Mediavilla, que comenzó a edificarse en estilo románico en 1171 y se concluyó con la erección de la torre mudéjar en 1257. En la segunda mitad del siglo XIII, el alarife morisco Juzaff, reestructura la antigua obra románica y dota al edificio de tres naves mudéjares de mampostería y ladrillo, que mejoran y elevan la estructura románica del siglo XII.
En el mismo estilo gótico-mudéjar, ya en el siglo XIV se sustituyeron los ábsides románicos por otros, como se puede apreciar en la cabecera de la capilla mayor. Se redujo con ello a la mitad el número de soportes, lo que dio una mayor luminosidad y espaciosidad a las naves de arcos apuntados. También los muros fueron recrecidos. En 1423, ya con el aspecto mudéjar con que, en lo fundamental, conocemos el templo actualmente, el pontífice aragonés Benedicto XIII, el llamado «Papa Luna» la elevó al rango de Colegiata.
Ya en estilo plateresco-mudéjar, fue construido en 1538 el cimborrio de la nave central, obra de Martín de Montalbán. Fue edificado de planta octogonal sobre trompas y presenta en su exterior ventanas ajimezadas con decoraciones platerescas. Más tarde, en 1587, con la creación de la diócesis de Teruel, fue promovida a Catedral y consagrada como tal. Por último en 1909 se aborda la edificación de la fachada en estilo neomudéjar, obra de Pablo Monguió.
Ya desde la fundación de la ciudad por el monarca Alfonso II de Aragón en 1171, la Iglesia de Santa María de Mediavilla tenía una posición privilegiada, adscrita a la diócesis de Zaragoza y situada en el centro de la ciudad. La primitiva iglesia data del último cuarto del siglo XII y fue construida de nueva obra románica en el centro de la antigua medina de la ciudad árabe.
Hacia el año 1200 se iniciaría la primera etapa constructiva de la fábrica de la iglesia de tres naves con las dimensiones en planta del templo actual. Esta etapa concluyó con la edificación en 1257 de la torre mudéjar. Los primitivos muros románicos eran tres metros más bajos en altura que los que hoy podemos observar.
Una de las maravillas que acoge es la techumbre de la catedral, con armadura de par y nudillo, y función estructural (lo que no es habitual). Casi todos los techos mudéjares son artesonados, esto es, elementos meramente decorativos. En este caso se trata de un cubrimiento en techumbre, cuyo armazón sostiene la parte superior de la nave y consolida la estructura. Se la ha llamado la «capilla sixtina» del arte mudéjar, por su gran valor arquitectónico y pictórico.
Techumbre de la catedral.
Mide 32 metros de longitud y data del siglo XIV. En sus casetones hallamos motivos históricos, religiosos, costumbristas. Oficiales, artesanos, personajes históricos, seres fantásticos. Toda una galería de tipos humanos, una extensa variedad en la imaginería pictórica, que se conservó en perfecto estado debido a que fue cubierta por un falso techo neoclásico en el siglo XVIII, que dejó la pintura mudéjar a salvo de las inclemencias del tiempo.
Algún desperfecto sufrió en los bombardeos de la Guerra Civil, pero fue restaurada (aunque con imágenes no muy afortunadas, que delatan su procedencia moderna) y lo que contemplamos, con esa pequeña excepción, es una extraordinaria obra pictórica del siglo XIV.
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