CAPILLA DE SAN ENRIQUE
A continuación de la puerta del claustro, volviendo a la catedral, está la Capilla de San Enrique. De nuevo, su patrocinio se lo debemos a un arzobispo, don Enrique Peralta y Cárdenas.
En este caso, se trata de una obra del barroco clásico, realizada por los arquitectos Juan de Sierra y Bernabé de Hazas, entre 1670 y 1675.
Una vez más, hablamos de una capilla que ocupa el espacio de otras anteriores, las de Santo Tomás de Canterbury o Ecce Homo y las de San Andrés y la Magdalena. Está cubierta con doble cúpula, octogonal la de los pies y circular con linterna la de la cabecera. Preside la capilla un retablo atribuido a Policarpo de la Nestosa, dorado y policromado en 1671. Destaca en el retablo una escultura reubicada del Ecce Homo, de origen flamenco, realizada hacia 1500.
Igualmente admirable es el órgano situado a los pies de la capilla, concluido en el año 1674.
Por último, un arcosolio acoge la escultura funeraria del fundador de la capilla. Representa en bronce, en actitud orante, a don Enrique Peralta.
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