Para conmemorar sus victorias sobre los dacios, el emperador Trajano mandó a su arquitecto favorito, Apolodoro de Damasco, construir en el año 114 su nuevo foro, y en él erigió un monumento único, una columna de mármol de 30 metros de altura y 4 de diámetro que está formada por dieciocho grandes bloques de mármol blanco de Carrara de unas cuarenta toneladas cada uno.
Estaba coronada por una estatua dorada del propio emperador que desapareció durante la Edad Media, de tal forma que a finales del siglo XVI el papa Sixto V ordenó colocar allí la estatua de San Pedro que hoy día se yergue sobre la columna.
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